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Este blog, acaba de cambiar de nombre, porque el de "Trinchera Literaria" fué cedido al colectivo de letras al cual pertenezco. No obstante los objetivos permanecen intactos, espero seguir contando con sus visitas

domingo, 4 de diciembre de 2016

En aquel lugar del planeta. Cuento



En Aquel Lugar del Planeta
Por: Arturo Pérez Arteaga :.
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Ante una supuesta crisis, el presidente de la corporación MdB, empresa encargada de la producción y comercialización de mercochola, en Burgopolis, el país mayor productor de este mineral tan preciado, decidió rodearse de sólo personal de confianza para poder, según él, tomar mejores acciones sin temor a ser objetado. 

Pese a que varios valientes se opusieron a tan controvertida medida, ésta se ejecutó y quienes estaban en desacuerdo terminaron desapareciendo: unos con mejores cargos que de alguna manera les cerraron la boca, otros sepultados en cerros de trámites burocráticos que no les daban tiempo de hablar y los más, al ser señalados como envidiosos y resentidos por la directiva, optaron por hacerse invisibles o irse a probar suerte en otros horizontes.


El cambio no se hizo esperar, el presidente y sus amigos mantuvieron la dirección con puño de hierro y no permitían desviación alguna de su política de cero tolerancia al pensamiento diferente, o mejor dicho, al pensamiento en general, así es,  estaba prohibido pensar, a menos que, las ideas fuesen una derivación, justificación o una continuación de las dictadas por el tren ejecutivo.


La producción de mercochola, para el asombro de los envidiosos y resentidos, se mantuvo en primeras instancias, mientras la directiva no ahorraba en alabanzas, algunos muy tímidamente pensaban que quizá su gestión no influyera tanto en la  producción como el hecho de que la mercochola brotaba de tal manera en Burgopolis que era casi más difícil detenerla que hacerla salir de las entrañas de la tierra, pero nadie se atrevió a decirlo. 


En función del resultado temprano de su gestión, la directiva dispuso dejar de perder tiempo y dinero en mantenimientos, ese dinero, decían, es mejor guardarlo en algún lugar seguro para eventos más importantes. 

Del mismo modo, recortaron toda la flota vehicular, porque según su criterio, los empleados se dedicaban mucho a pasear y no se ocupaban de temas importantes como el seguir instrucciones al pie de la letra y aprender el himno de la corporación, por allí se ahorraron otro capital. Mas nunca se pintó una pared, se sembró o podó un árbol, se compró un libro, se acondicionó un camino o se renovó la maquinaria, porque todos estos eran considerados gastos inútiles y sólo eran parte de las trampas de la vieja directiva para justificar su derroche en una estupidez que se dieron por llamar: Inversión.



Un buen día, la mercochola dejó de brotar aceleradamente como era su costumbre, hasta detenerse por completo. Lo informó un empleado que estaba en un sitio de producción muy remoto pero la noticia llegó bastante tarde a la presidencia, porque ante la falta de equipos de comunicación el mensaje se envió de boca a boca y a lomo de caballo por caminos enmontados y poco definidos, quienes debían tomar acciones no sabían que hacer porque no tenían bibliografía o documentación actualizada que les pudiese dar indicios de lo que estaba ocurriendo.


La información llegó al presidente de la corporación MdB bastante tergiversada. En un principio no la entendió, cuando logró entenderla, no la creyó y cuando se lo aseguraron se asustó. En ese momento llamó a una reunión urgente de su junta directiva, para ellos no era muy difícil llegar al lugar pautado, el tren ejecutivo no se había visto afectado por ninguno de los recortes que se habían hecho para el común de los empleados. 


Inusualmente el presidente fue el primero en llegar a la sala de juntas, esperó un minuto, cinco, media hora y cuando había pasado una hora, su paciencia se agotaba, apareció un mensajero y le entregó una carta que en el sobre decía: “Para el presidente”, al abrirla alcanzó a leer: “Querido Presidente y amigo, dadas las circunstancias por las que estamos atravesando, pudimos conversar antes de la reunión y logramos entender la gran utilidad de ahorrar todo ese dinero de la corporación, ahora hemos determinado, como la mayoría que somos, utilizarlo para nuestro justo retiro en algún otro lugar fuera de Burgopolis, donde no seremos perseguidos ni juzgados por los envidiosos y resentidos que siempre nos han tenido mala fe. Suerte en su gestión. PD: Muchas gracias por la oportunidad brindada”. Atte. La Junta Directiva.

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