No es muy difícil adivinar qué inspiró el cuento que hoy les presento. Es sólo una forma de ver a mi pueblo, al que he llamado en mas de una ocasión mi ITACA, no obstante, sin querer tapar el sol con un dedo, necesita con urgencia de mucho amor y cuidado porque está muy enfermo y condenado a la desaparición por nuestra indolencia... Para tí Cabimas, este relato.
Lluvia negra
Por: Arturo Pérez Arteaga:.
Imagen tomada del sitio web: http://fotos2013.cloud.noticias24.com
Mi pueblo, como cualquier otro del pasado, tenía su iglesia de
paredes de barro y techo de palma frente a una plaza, donde el prócer ya no
estaba o quizá nunca estuvo. Almendrones y mangos enormes se destacaban como
los refugios de diversión predilectos de los niños. La bodega de Chua, donde se
jugaba bingo y dominó por las noches, era nuestro centro social y comercial.
Las casas con sus enormes zaguanes invitaban a conversar con los vecinos. Las
calles de tierra eran sobre todo quietas y sólo sacudían su polvareda cuando
las carretas irrumpían con la mercancía venida de otros lares.
Un día cualquiera, de la nada apareció una fuerte lluvia y
alguien tuvo la idea de llamarla “progreso”. Una lluvia bastante extraña, porque
en lugar de venir del cielo brotaba de las entrañas de la tierra y era negra
como la noche, no obstante, lo más extraño fue que a su paso, el “progreso” no
dejaba charcos como podía suponerse, sino de manera trastornada y caótica:
paredes de concreto, aceras, edificios de todos los tamaños, muchos bares,
incuantificables ladrones y prostitutas, carreteras pavimentadas y gente con
otros acentos e idiomas.
Se llevó los mangos que poco a poco fueron desapareciendo, los
almendrones murieron de tristeza, la tienda de Chua se desvaneció o más bien se
transformó en un Mall, los vecinos cambiaron el bingo por el paint ball y el
dominó por el scrabble.
Cuando la lluvia cesó, porque todo cesa tarde o temprano, el
caos se detuvo, ya no había nada nuevo, ni construcciones ni gente. Las
costumbres pasadas habían desaparecido sin que las nuevas tuviesen tiempo de
arraigarse, la gente desconcertada simplemente huyó de tanto desorden.
Por favor no me pregunten su nombre o su sitio en el mapa,
porque esa lluvia negra a mi pueblo se lo tragó.
-APA-
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excelente muy bueno continua asi
ResponderEliminarmil gracias amiga, un abrazo
EliminarAque Género literario pertenece
ResponderEliminarEl espejo que no podía dormir