Aclaratoria Importante

Este blog, acaba de cambiar de nombre, porque el de "Trinchera Literaria" fué cedido al colectivo de letras al cual pertenezco. No obstante los objetivos permanecen intactos, espero seguir contando con sus visitas

lunes, 23 de octubre de 2017

La Fiesta. De José Balza

Este autor, es para mi, uno de los genios narrativos cuentísticos mas prolíficos que he tenido la oportunidad de leer. Tiene la particularidad de inspirarme con sus historias a la creación de otras relacionadas o asociadas al tema que plantea. Además tiene la humildad de hablar siempre de ejercicios narrativos a pesar de que la alta calidad de lo que produce salta a la vista. Disfrútenlo

La Fiesta
De: José Balza
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La zona, como toda la ciudad, tuvo su creciente esplendor: calles bien trazadas, pequeñas tiendas y edificios familiares, de cuatro o seis pisos. También algunas finas casas con jardines. Desde ella pueden verse autopistas y altas torres comerciales; y tras ella, durante décadas, se elevaron colinas boscosas.
 
Hoy todo esto parece arrugado y sucio y en especial la nueva vía que salta desde la calle principal, avanza a espaldas de los edificios y sube hacia esas colinas. Aunque todavía no han terminado de pavimentarla, ya está deteriorada y con trozos de árboles y huecos. El paso de máquinas y algunos camiones levanta polvo o barro, según el tiempo. Arriba surgen nuevas construcciones, también de altura moderada, con aspecto de ruinas aunque no están concluidas. Allí viven los nuevos habitantes: gente traída de deslaves o hundimientos, de casuchas destruidas por tormentas o derrumbes. No es difícil percibir la hediondez de los pasillos entre edificios, ni presentir que éstos se inclinan, como amenazas, en bordes peligrosos. Ropa pobre cuelga de las ventanas.
 
A las cinco de la mañana, no importa si llueve, de los pequeños apartamentos comienzan las madres, muy jóvenes, a empujar sus niños hacia la calle. Tienen que apurarse. Entre ellas se saludan con gritos; y los chicos corren, se atropellan, ansiosos, con harapos y medio dormidos. Según les han anunciado sus mamás, tienen que ganar otra vez: la recompensa los espera.

Como insectos bajan la ruta y guiados por ellas, van distribuyéndose por las esquinas. Es la hora en que los pocos negocios activos, una que otra casa, y los portones de los edificios, colocan las bolsas negras, de plástico, con los desechos del día anterior. Madres y niños caen como plaga: rompen los envoltorios, devoran cualquier cosa que parezca alimento y clasifican objetos rotos, botellas, más basura. Por la calle paralela se acerca otra banda similar de niños y madres. Aunque los adelantados parecen haber triunfado, quienes se aproximan son feroces.

Hay un resplandor en los detritus.



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