Este autor, es para mi, uno de los genios narrativos cuentísticos mas prolíficos que he tenido la oportunidad de leer. Tiene la particularidad de inspirarme con sus historias a la creación de otras relacionadas o asociadas al tema que plantea. Además tiene la humildad de hablar siempre de ejercicios narrativos a pesar de que la alta calidad de lo que produce salta a la vista. Disfrútenlo
La Fiesta
De: José Balza
La zona, como toda la ciudad, tuvo su creciente esplendor: calles
bien trazadas, pequeñas tiendas y edificios familiares, de cuatro o seis
pisos. También algunas finas casas con jardines. Desde ella pueden
verse autopistas y altas torres comerciales; y tras ella, durante
décadas, se elevaron colinas boscosas.
Hoy todo esto parece arrugado y sucio y en especial la nueva vía que
salta desde la calle principal, avanza a espaldas de los edificios y
sube hacia esas colinas. Aunque todavía no han terminado de
pavimentarla, ya está deteriorada y con trozos de árboles y huecos. El
paso de máquinas y algunos camiones levanta polvo o barro, según el
tiempo. Arriba surgen nuevas construcciones, también de altura moderada,
con aspecto de ruinas aunque no están concluidas. Allí viven los nuevos
habitantes: gente traída de deslaves o hundimientos, de casuchas
destruidas por tormentas o derrumbes. No es difícil percibir la
hediondez de los pasillos entre edificios, ni presentir que éstos se
inclinan, como amenazas, en bordes peligrosos. Ropa pobre cuelga de las
ventanas.
A las cinco de la mañana, no importa si llueve, de los pequeños
apartamentos comienzan las madres, muy jóvenes, a empujar sus niños
hacia la calle. Tienen que apurarse. Entre ellas se saludan con gritos; y
los chicos corren, se atropellan, ansiosos, con harapos y medio
dormidos. Según les han anunciado sus mamás, tienen que ganar otra vez:
la recompensa los espera.
Como insectos bajan la ruta y guiados por ellas, van distribuyéndose
por las esquinas. Es la hora en que los pocos negocios activos, una que
otra casa, y los portones de los edificios, colocan las bolsas negras,
de plástico, con los desechos del día anterior. Madres y niños caen como
plaga: rompen los envoltorios, devoran cualquier cosa que parezca
alimento y clasifican objetos rotos, botellas, más basura. Por la calle
paralela se acerca otra banda similar de niños y madres. Aunque los
adelantados parecen haber triunfado, quienes se aproximan son feroces.
Hay un resplandor en los detritus.
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