El trabajo literario de la Sra. Valenzuela cada vez me gusta mas, siempre estaré muy agradecido a mis cómplices del la Trinchera Literaria, Luis Medina (mi sensei) y Antonio Piñero por haberme permitido encontrarme con el placer que significa leerla. Para ustedes en esta oportunidad, otro cuento breve de extraordinaria factura...
Visión de reojo
De: Luisa Valenzuela
La verdá, la verdá, me plantó la mano en el culo y yo estaba ya a punto
de pegarle cuatro gritos cuando el colectivo pasó frente a una iglesia y
lo vi persignarse. Buen muchacho después de todo, me dije. Quizá no lo
esté haciendo a propósito o quizá su mano derecha ignore lo que su
izquierda hace. Traté de correrme al interior del coche -porque una cosa
es justificar y otra muy distinta es dejarse manosear- pero cada vez
subían más pasajeros y no había forma. Mis esguinces sólo sirvieron para
que él meta mejor la mano y hasta me acaricie. Yo me movía nerviosa. Él
también. Pasamos frente a otra iglesia pero ni se dio cuenta y se llevó
la mano a la cara sólo para secarse el sudor. Yo lo empecé a mirar de
reojo haciéndome la disimulada, no fuera a creer que me estaba gustando.
Imposible correrme y eso que me sacudía. Decidí entonces tomarme la
revancha y a mi vez le planté la mano en el culo a él. Pocas cuadras
después una oleada de gente me sacó de su lado a empujones. Los que
bajaban me arrancaron del colectivo y ahora lamento haberlo perdido así
de golpe porque en su billetera sólo había 7.400 pesos de los viejos y
más hubiera podido sacarle en un encuentro a solas. Parecía cariñoso. Y
muy desprendido.
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