Aunque lo crean o no, este cuento de mi autoría está basado en una historia real.
Cuentos de camino
Por: Arturo Pérez Arteaga:.
Fíjese compadre, que mi carcajada fue estrepitosa, no pude evitarlo cuando Marcolina me la nombró, recuerdo que le dije que ojalá se me apareciera a mí, pa’ hacerle unos tiros y que se comporte como gente seria.
Pero aquella mañana, pocos días después, iba yo como siempre, camino a montar mi caballo con el revólver al cinto y mi sombrero calado, cuando los perros comenzaron a aullar de forma lastimera, primero uno, después dos y luego era imposible distinguir cuantos eran. Apenas lo noté y no tuve tiempo de extrañarme cuando sentí un golpe seco, sonoro como una palmada, más bien una nalgada, acompañada del llanto ahogado de un bebé y seguido de inmediato por otro llanto de mujer, pero desconsolado compadre, era algo indescriptible muy agudo y profundo, tanto que me llegó hasta los huesos y me subió en zigzag desde donde termina la espalda hasta el cuello y se me pararon todos los pelos del cuerpo compadre. En ese momento, me paralicé, lo supe porque intenté desenfundar el revólver, pero que va, la mano no se movió, el llanto se acercaba y yo debía estar blanco como la leche de vaca compadre.
- ¿Y que pasó compadre?, ¿lo vio?, ¿Qué era eso?
- No compadre, de eso no quiero saber más nada, con esa señora no me meto más.
APA:.
Conchale sera la llorona jejejeje
ResponderEliminarjajajaja será...
ResponderEliminarIncreíble, me refiero a la anécdota. Pero el cuento no lo podría describir con menos: Excelente!
ResponderEliminarSaludos amigo.
Que bueno que te gustó... algún dia te cuento el origen... gracias por esas palabras amiga linda
EliminarBien llanero el cuento.. me gusto bastante.. es la sayona?
ResponderEliminares la llorona hermano y no es del llano, la cosa ocurrió en Cabimas
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