Comparto con ustedes este artículo que escribí hace algunos años, luego de haber podido alcanzar el grado de Maestro dentro de la masonería simbólica, en él de alguna manera intento combinar a dos de mis grandes amores: La Literatura y La Masonería.
Cuando
los mitos se hacen realidad
por: Arturo Pérez Arteaga:.
De chico, me vi rodeado de muchas cosas, en una
infancia muy sana y tranquila, tomando como referencia el mundo de hoy día,
podría hasta decirse que me crié en un monasterio, por lo sencilla que era mi
vida para ese entonces.
A una edad muy temprana y creo que con motivo de
uno de mis cumpleaños, mi madre me regaló lo más maravilloso que se puede
regalar a un ser humano: un libro. Recuerdo que se llamaba, o se llama,
porque aún lo conservo como un tesoro: “La historia de Venezuela en
cuentos”, y allí se relataban algunas historias y leyendas de nuestro
pueblo, algunas mas verosímiles que otras pero todas cargadas de esa magia que
nos envuelve y nos empapa en el tema que se está desarrollando entre sus
páginas.
Ese fue a mi entender, o recordar, mi primer y
gran contacto con la literatura, de allí, quedé prendado y le juré un amor
incondicional, mismo que hoy día le conservo y que ha ido creciendo con los
años y aunque ahora no leo tanto como antes, quizá porque me voy haciendo viejo
y las condiciones no son las mismas, quizá la falta de tiempo, las obligaciones
y todo un cúmulo de excusas que no vienen al caso.
En muchas de esas incursiones que tuve por ese
hermoso mundo de la imaginación explorada en las páginas de libros inspirados
por muchos escritores asombrosos, con una imaginación y una inteligencia dignas
de preservar y honrar siempre, pude tener conocimiento de historias
maravillosas, extrañas, fantásticas, épicas que sólo me invitaban a pensar y
soñar. Me llegué a sentir un explorador leyendo a Julio Verne y viví los viajes
en barcos de vapor del puño y letra de mi ídolo Gabriel García Márquez, me
sentí un soldado patriota con el pecho desgarrado pero muy orgulloso de morir
por mi país leyendo a Eduardo Blanco y en fin crecí, aprendí y viví en noches
lo que quizá de otra forma no me habría alcanzado la vida.
En ese devenir de historias encontré leyendas
como el Dorado, la fuente de la eterna juventud, historias de alquimistas que
querían transformar metales comunes en oro, hombres asombrosos que podían
separar en sí mismos el bien y el mal como el caso del "Dr. Jeckill
y Mr. Hide", viajes alucinantes como los descritos por el genial
Asimov, mil y un historias, mil y un fábulas, mil y un sueños.
Creo que todo esa influencia, de alguna manera me
ayudó a ser quien soy, me formó y me mantuvo siempre alerta ese niño que todos
llevamos dentro, un niño que siempre se ha negado a pensar o aceptar que todo
lo vivido sólo se trata de fábulas, de leyendas o mitos. Un niño que cree, que
siente y sabe muy dentro de su corazón que hay mucho de verdad en todo lo
relatado por estos grandes hombres.
La respuesta a todo esto, se presentó cuando por
muchas circunstancias, la vida me puso a las puertas de una logia masónica y
tuve el placer, honor y privilegio de ser aceptado como uno mas, no como un
miembro, asociado, integrante o cualquier otro adjetivo, sino como un querido
hermano, que adjetivo tan grande y hermoso. Fue a partir de ese momento incluso
sin saberlo de manera consciente, cuando mi vida comenzó a experimentar la
comprobación de algunos de estos mitos.
Como por arte de magia, se abrió frente a los
ojos de mi alma la puerta que aclara y da fiel testimonio de la realidad
encerrada por muchas de las leyendas aprendidas sin mucho orden ni concierto en
los años de mi vida profana. Porque es luego de haber sido aceptado dentro de
esta hermosa institución cuando la vida me ha presentado la oportunidad de
conocer:
- La fuente de la juventud, ya que por mis
trabajos masónicos soy y seré un eterno aprendiz de las artes y oficios de la
albañilería y la construcción y manteniendo su respectiva edad.
- Además, sin ser todo un científico químico como
el Dr. Jeckill pude identificar y separar esos dos aspectos de mi vida
como son el bien y el mal y los he podido diferenciar de tal manera que
incluso, de necesitarlo, podría hasta darle nombres independientes; entonces
ahora conozco de la virtud, la moral, los valores y principios y también
conozco de vicios, fanatismo, superstición, egoísmo y ambición.
- He podido aprender algo de alquimia y
aún sin ser un experto, me atrevo a afirmar sin lugar a dudas, que quienes nos
precedieron lograron mucho mas de lo reflejado por la historia profana, porque
si bien es cierto, no se logró transformar físicamente el hierro o plomo en
oro, considero muy cierto que la transformación alquímica planteada por los
sabios de la antigüedad, obedece a un proceso mucho mas profundo y valioso que
el de tratar de cambiar las propiedades a algunas piedras, se trataba y se trata
en realidad es de cambiar nuestras características y así intentar de pasar de
ser un simple humano sin brillo, por estar lleno de vicios e
imperfecciones a convertirnos en el oro de la creación y la
regeneración, para el agrado y la Gloria del Gran Arquitecto del Universo. De
este fenómeno de transformación y propiedades de los metales ya en la
institución, he pensado al igual que lo hizo algún personaje del Gabo en "Cien
Años de soledad", maquinando la idea de hacerme de un imán que
pueda extraer todo el oro del mundo aunque no con la idea de hacerme rico sino
mas bien para tratar de juntar de una vez por todas a todos los hombres libres
y de buenas costumbres y así hacer frente común contra los enemigos de la
humanidad.
- De los viajes también es mucho lo que podemos
decir, al emular a los héroes descritos por Julio Verne e ir al mismísimo centro
de la tierra y salir de allí, no sólo ileso, sino fortalecido, al atravesar
por peligros y situaciones que quizá a otro mortal no le habría sido posible, y
poder lograrlo por contar con la presencia de guías espirituales y materiales
que han hecho de todos esos viajes unos verdaderos paseos placenteros.
- Incluso, pude emular el "Viaje
Alucinante" de Asimov ya que el principal viaje de los que he
hecho desde que estoy en la masonería ha sido el viaje interior, y no sólo al
cerebro, que ya es decir bastante sino a otros lugares menos tangibles pero
igual de fascinantes como lo son el alma y la conciencia.
- He vivido en carne propia la sospecha de
homicidio y me ha puesto a pensar como lo habría resulto el gran detective
creado por Sir. Arthur Conan Doyle, me refiero al propio Sherlock Holmes.
- En general, he podido llegar a pensar como el
mismo Antoine de Saint Exuperry, escritor de "El Principito"cuando
afirma de manera hermosa: “Sólo con el corazón podemos ver bien, lo elemental es
invisible a los ojos”.
La “Metamorfosis” descrita por el
genial Kafka es una experiencia bastante simple si se compara con la sufrida
por este servidor, desde que es un “hombre libre y de buenas costumbres”, sólo
que mi percepción me dice que ha sido al revés y he pasado de ser de cucaracha
a hombre.
Hermosa es la vida, y toda una aventura el
vivirla y si se tiene la compañía adecuada el camino se hace muy placentero,
los problemas cambian de nombre y se llaman retos, las leyendas las escribimos
a cada paso, con cada vivencia y las compartimos con todo aquel que quiera
formar parte de nuestras vidas, y los mitos, no son tal, son parte de nuestras
realidades y vamos entendiendo con el paso de los años que al igual que la
verdad y la razón, sólo dependen del cristal con que se miren.
En Cabimas, tierra de gracias y de maravillas a
los18 días del mes de Noviembre de 2009 de la era vulgar.
APA:.
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