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domingo, 6 de noviembre de 2016

Moralidad y Dogmatismo



El siguiente artículo fue presentado por mi, en mi madre logia hace algunos años como una expresión de preocupación por el deterioro y la crisis moral que se puede observar en las diferentes instituciones y de las cuales la masonería no escapa.

Moralidad y Dogmatismo
Por: Arturo Pérez Arteaga :.
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Es por todos bien sabido que las instituciones humanas han venido atravesando en los últimos años, por problemas morales que han tendido a generar su muerte o desaparición, o en el mejor de los casos, su debilitamiento con respecto a las fortalezas que exhibieron en tiempos pasados. Tampoco, para nadie es un secreto que instituciones como la iglesia católica por ejemplo, se ha visto muy afectada por las continuas denuncias de pedofilia y corrupción hacia sus miembros que le ha llevado a una crisis nunca antes vista en su historia; además de eso podemos notar el debilitamiento en todo el mundo de los partidos políticos de cualquier tendencia, que en base a su poca coherencia entre su discurso y su accionar, han terminado viendo la migración de sus seguidores hacia tendencias emergentes o simplemente hacia posiciones que nada tienen que ver con cada uno de ellos.

La masonería no ha escapado de este fenómeno y en este momento de la historia post-moderna también atraviesa una crisis importante, de la cual, nosotros como columnas integrantes de su estructura tenemos la obligación de analizar con el fin de corregir los posibles errores que podemos estar cometiendo y sin lugar a dudas la podremos fortalecer para que salga, como es de esperarse, mucho más grande de lo que ya es.

Muchos de los problemas que nos invaden, tienen sus raíces, entre otras cosas en dos temas manejado por nosotros al menos de forma teórica como son la moral y el dogma. La moral dictada de forma magistral y unidireccional, desde el estrado, el púlpito, el oriente o desde cualquier punto de exposición masónica o no, sin un correspondiente entendimiento y posterior aplicación práctica en nuestra vida cotidiana termina siendo un tema vacío, sin asidero dentro de los hermanos convirtiéndose en un dogma razonado, de los muchos que nos invaden en nuestro cotidiano transitar por este mundo.


En su libro: Hacia una Moral sin Dogmas, el querido hermano José Ingenieros nos dice:
“Sabéis que es la mayor de las inmoralidades predicar a otros las virtudes que no se practican, según el risueño consejo de los teólogos: “haz lo que te digo, no lo que hago”.
 También nos dice allí el querido hermano Ingenieros:
“La experiencia moral no está limitada por la revelación ni por la razón, se perfecciona en función de la experiencia social, tendiendo a adaptarse a sus condiciones incesantemente variables y renovando sin cesar los juicios de valor en que se funda...”

En base a lo anteriormente expuesto me permito aseverar que la moral y su práctica no son sólo un tema destacado en un ritual que se lee de cuando en cuando, es ciertamente, una obligación a la que estamos sometidos en nuestra condición, al hacernos llamar hombres libres y de buenas costumbres.

Ya basta del doble discurso de personas dentro de nuestra institución que se hacen llamar masones y que exhiben sus miserias a diestra y siniestra, a oriente y occidente, al mediodía y a la medianoche sin entender que no son ellos los atacados por estas conductas indecorosas y faltas de toda ética; es nuestra institución la que se ve resentida al ser atacada por quienes al generalizar, sólo piensan que la masonería, en base a ese comportamiento deplorable del algunos iniciados, es un antro de perdición y de culto a las peores costumbres y vicios.

En nuestras manos está, parte de la solución de los problemas que nos aquejan, esta solución se basa en la coherencia y el equilibrio entre nuestro pensamiento, palabra y acción. Nuestro compromiso moral no debe ser sólo de palabra, nuestras acciones deben ser consecuentes con lo que decimos porque sino, un muy flaco servicio estaríamos haciendo.

Es nuestro reto entonces dejar de hablar de moral de forma dogmática, y comenzar a practicarla y hacerla practicar. 

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