Quizá uno de los miedos que más constantemente me ha perseguido es el perder la memoria en algún momento de la vida y por cualquier razón, por esto me vi motivado a escribir el cuento que les presento a continuación... que lo disfruten
Olvido y ceniza
Por:
Arturo Pérez Arteaga:.
Me dio por escribir apenas aprendí a vivir, no fue porque lo
hiciera bien sino por la necesidad que sentía de contar todo lo que me ocurría,
de la manera más sincera posible, sin adornos, sin imágenes ni figuras
literarias, no era la construcción artística lo que me movía.
En esa misma época me alejé de mis sueños locos, a los que llamé
sueños de prostituta porque comprendí que mis
problemas no serían resueltos por ningún borracho con plata que se
pudiese enamorar de mí, ni por ningún otro mesías similar, como una broma
pesada del cruel destino, poco tiempo después comencé a olvidarlo todo, primero
fueron episodios aislados, extraviaba mis anteojos, las llaves o cualquier otra
menudencia, hasta llegar a eventos que incluían días completos en blanco,
totalmente perdidos, totalmente borrados. La libreta de notas pasó de
importante a indispensable y cada vez que podía, en esos bostezos que daba mi
grave problema de memoria, la lucidez le robaba minutos e incluso horas, tiempo
sagrado en el cual la releía para recordar donde había quedado y poder a partir
de allí escribir y reconstruir lo vivido y no olvidado aún.
Hoy leí en mi cuaderno que tengo cáncer terminal, dice aquí que
me lo detectaron hace poco y que está bastante avanzado, sólo por disciplina
decidí escribir esto pero al terminar estas líneas, voy a quemar mis apuntes quizá
con eso puedo despistar a la muerte y a lo mejor, hasta se distraiga entre
cenizas y nubes sin historia.
-APA-
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