Aclaratoria Importante

Este blog, acaba de cambiar de nombre, porque el de "Trinchera Literaria" fué cedido al colectivo de letras al cual pertenezco. No obstante los objetivos permanecen intactos, espero seguir contando con sus visitas

sábado, 13 de mayo de 2017

Tus huellas y las mias

Con motivo de la celebración del día de las madres, mañana Domingo 14 de Mayo, le escribí esto como regalo a mis amadas madres: Benita Del Cármen (mi madre biológica) y Benita Josefina (mi otra madre). Por esto y otras cosas soy un hombre muy afortunado.

Desde luego, también se lo dedico a todas las madres que se atreven a visitar mi blog y leer las cosas que escribo y comparto.


Tus huellas y las mías
Por: Arturo Pérez Arteaga
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De niño me encantaba verte ejecutar las labores domésticas, me quedaba absorto contemplando como por ejemplo, con toda destreza eras capaz de planchar una camisa, deshuesar un pollo o doblar una de esas inmensas sábanas que se usan para cubrir las camas.


Recuerdo que una vez te miraba concentrado mientras tú, cepillo en mano, lavabas con mucha agua y jabón el piso de la enramada, intentaba yo ayudarte, pero era más el tiempo que se me iba admirándote manejar con destreza el cepillo y desalojando el agua a toda velocidad, con una prestancia tal que te figuraba bailar con el palo de escoba. En ese preciso momento noté que en el suelo aún mojado, quedaban marcadas las huellas de tus diminutos pies descalzos. 

Tanto llamó la atención este hecho que de inmediato intenté hacer lo propio, comencé a caminar al igual que tú, pero el resultado no era el esperado por mí, mi huella no se marcaba.

Algo molesta al principio pero intrigada después, me preguntaste que hacía caminando por el piso que recién habías lavado y además  mirando hacia atrás como si estuviese ejecutando una especie de danza. Te expliqué lo de las huellas y como se marcaban las tuyas pero las mías no. Me miraste con indulgencia, me dijiste que no me preocupara, que era cuestión de tiempo y que cuando fuera mayor lo intentara y vería que sí se marcaban.

Los años han pasado y hoy, parado frente a este piso recién lavado y aún mojado, reconozco tu sabiduria madre adorada, ya no me importa el hecho de marcar o no las huellas a mi paso por él, porque con toda la sinceridad que mi corazón me permite, debo decirte que NUNCA MI HUELLA PODRÁ SIQUIERA IMITAR LA QUE TU HAS DEJADO, NO SÓLO EN AQUEL PISO, SINO EN EL FONDO DE MI ALMA.


En Cabimas a los 13 días del mes de Mayo de 2017
 

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